Crear conciencia sobre el consumo de productos de cercanía y de temporada, sobre la optimización, y reutilización de recursos y sobre el uso de materiales sostenibles, además de ser un auténtico sumidero de CO2.
Se crean vínculos e integración entre los colaboradores, convirtiendo el huerto en un espacio vivo, colaborativo y cercano.
Aportar felicidad y bienestar en el entorno de trabajo. Se trata además de una actividad totalmente diferente al trabajo común de las compañías, lo cual ayuda a despejar la mente y a liberar tensiones.
Favorecer una alimentación saludable y equilibrada.
Generar espacios de conversación en torno a la sostenibilidad, economía circular, huella de carbono, cambio climático, etc.